Los creadores de multitud de series y cómics de ciencia ficción han imaginado durante décadas un futuro en el que el ser humano construía naves espaciales de proporciones gigantescas y tecnología sin igual que se utilizaban para viajar por el universo en busca de otras formas de vida o de nuevos planetas en los que establecerse.
Pero, si miramos al presente, ¿hasta qué punto son comparables las naves espaciales que hemos diseñado y fabricado desde mediados del siglo XX en relación con las que concibieron años atrás estos escritores y visionarios? Esta imagen nos permite hacernos una idea muy aproximada:
Como podéis ver, en la misma se compara el tamaño de la nave Enterprise de Star Trek con el de algunos de los vehículos espaciales, estos sí reales, que el hombre ha creado a lo largo de los últimos años tales como la Estación Espacial Internacional, el transbordador espacial, la Soyuz soviética, la Tiangong-1 china o el hoy ya mítico módulo Apolo con el que Estados Unidos alcanzó la Luna en 1969.
Ni que decir tiene que la Enterprise es mucho más grande que cualquier nave que el ser humano haya enviado efectivamente al espacio. Es posible que si esta comparativa se vuelve a hacer en 100 años las cosas sean distintas. Lo malo es que difícilmente seguiremos por aquí para comprobarlo