El anuncio que más polémica ha levantado de cuantos se han producido durante la presentación de Windows Phone 8 ha sido el de que los smartphones que se venden en estos momentos con Windows Phone 7 no se podrán actualizar al nuevo sistema operativo de Microsoft.
El motivo que esgrime el gigante estadounidense es que WP8 ha sido diseñado con la mente puesta en la nueva generación de dispositivos móviles equipados con procesadores multicore y resoluciones de pantalla de hasta 720p que van a llegar en los próximos meses, lo que implica que los terminales actuales que utilizan WP7 no puedan sacar partido de las novedades y mejoras que incorpora debido a sus limitaciones técnicas.
¿Quiere esto decir que los propietarios de los Nokia Lumia 800 y 900, HTC Titan II o el Samsung Focus 2 se van a quedar en la estacada? No exactamente. Microsoft ha confirmado que coincidiendo con la llegada de Windows Phone 8 aparecerá también Windows Phone 7.8, una actualización destinada a los usuarios de Windows Phone 7 que les permitirá acceder a una parte de las nuevas características de WP8, cuyo funcionamiento habrá sido adaptado convenientemente a las posibilidades de estos móviles.
Microsoft ha querido dejar claro que Windows Phone 7.8 ofrecerá una experiencia de usuario similar a la de Windows Phone 8 pero no contará con soporte para procesadores de más de un núcleo, tarjetas SD, resoluciones superiores a 800 x 480 píxeles, ni será compatible con la tecnología NFC. Unas limitaciones, por lo demás, comprensibles ya que el hardware de estos dispositivos les imposibilita acceder a dichas funcionalidades.
El mismo argumento ha servido para explicar otro punto que a buen seguro va a levantar ampollas, y que no es otro que los terminales con Windows Phone 7.x no podrán ejecutar las aplicaciones creadas para Windows Phone 8. Una decisión que puede entenderse en el caso de los programas y videojuegos que hagan un uso intensivo de los procesadores multicore de los nuevos smartphones pero que resulta de más difícil justificación en el caso del resto de aplicaciones que necesitan de pocos recursos.
Sea como fuere, lo cierto es que este anuncio va a provocar que las ventas de terminales con Windows Phone desciendan significativamente a corto plazo. Y es que, imagino, la mayor parte de la gente interesada en este sistema operativo va a preferir esperar 3 ó 4 meses a la salida de Windows Phone 8 antes que atarse a un terminal que de antemano se sabe que no va a disponer jamás de WP8.