En 1980, un profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de York llamado Peter Thompson utilizó una fotografía de Margaret Thatcher, por entonces Primera Ministra del Reino Unido, para crear uno de los efectos ópticos que más ha dado que hablar en la última mitad de siglo.
Lo que hizo fue coger un primer plano de la afamada política británica y darle la vuelta a la imagen pero conservando la posición inicial tanto de los ojos como de la boca. He aquí el resultado que obtuvo:
Con este experimento demostró que nuestro cerebro tiene dificultades para interpretar expresiones en las caras que están giradas hacia abajo, de ahí que nos cueste percibir las distorsiones aplicadas a un rostro colocado del revés.
Sirva como muestra de lo que os acabo de explicar este vídeo:
¿Sorprendente, no es así?
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