Windows 8, como ha venido sucediendo con sus antecesores desde hace casi 20 años, también dispone de una pantalla azul de la muerte que aparece cuando el sistema operativo no puede recuperarse de un error del sistema. Pero a diferencia de lo que ha pasado con las anteriores versiones de Windows, en esta ocasión Microsoft ha pulido su aspecto y lo ha hecho, ya tocaba, más agradable a la vista. Esperemos en cualquier caso que sean muy poquitos los usuarios que tengan el «placer» de comprobar en sus carnes su nuevo diseño