Tan sólo unos días después de dar a conocer el balance de resultados del primer trimestre del año, en el que tras 6 meses de pérdidas ha conseguido volver a la senda de los beneficios, LG ha comunicado que no tiene pensado comercializar ningún smartphone impulsado por Windows Phone 7.x a corto plazo.
La decisión es llamativa por cuanto LG fue junto con HTC, Dell y Samsung una de las pocas compañías que apoyó el lanzamiento de Windows Phone 7 hace un año y medio y que, aunque tímidamente, había continuado lanzando varios modelos interesantes como el Optimus 7 o el Quantum, uno de los pocos móviles para WP con un teclado físico QWERTY.
La firma surcoreana considera que, sencillamente, no se venden suficientes terminales con Windows Phone como para justificar la inversión que debería realizar para seguir presentando smartphones que resulten atractivos de cara a los consumidores. En cambio (o precisamente por ello, según se mire) ha explicado que va a redoblar sus esfuerzos en torno a Android, el sistema operativo que impulsa sus modelos más exitosos, como es el caso del Optimus Vu y del Optimus LTE.
Aunque ningún responsable de LG se ha querido pronunciar al respecto, es probable que la estrecha colaboración que han mantenido Microsoft y Nokia en el último año y el enorme esfuerzo que ha puesto la multinacional del software estadounidense en la promoción del Lumia 900 en Estados Unidos haya soliviantado los ánimos de más de un ejecutivo del consejo de administración del gigante asiático, molestos por la diferencia de trato que a su parecer han recibido.