En noviembre del año pasado Nokia puso a la venta en Europa el Lumia 710 y el Lumia 800, sus 2 primeros smartphones con Windows Phone. En los 4 meses que han transcurrido desde entonces, la buena acogida que han cosechado ambos modelos han llevado a la compañía finlandesa a convertirse ya en el primer vendedor de terminales impulsados por el sistema operativo de Microsoft de todo el mundo.
De hecho, la aparición de esta nueva familia de móviles Nokia ha permitido que las ventas globales de smartphones con WP hayan crecido un 36% en el último trimestre del 2011 hasta alcanzar los 2,7 millones de unidades, lo que ha servido para que esta plataforma haya podido recuperar cuota de mercado después de mucho tiempo viendo cómo iOS y, sobre todo, Android, le restaban clientes.
La mejoría, eso sí, es todavía muy leve, dado que en el último año Windows Phone ha pasado de venir instalado en el 2% de los smartphones a hacerlo en el 2,8%. Unos números que ponen de manifiesto la posición absolutamente secundaria que ostenta Microsoft en un sector dominado por los terminales Android y las sucesivas versiones de iPhone que se han venido comercializando desde junio del 2007.
El futuro a medio plazo se atisba, eso sí, esperanzador para este sistema operativo, dado que a partir de marzo se va a vender en Estados Unidos un nuevo modelo de Nokia, el Lumia 900, y a que ayer se presentó en el Mobile World Congress el Lumia 610, un terminal de gama baja que se va a comercializar antes del verano a un precio muy contenido y que, presumiblemente, va a permitir que Windows Phone llegue a un nuevo público que hasta ahora no había tenido la oportunidad de probar nada que no fuera Symbian o Android.