Meses antes del lanzamiento de la Nintendo 3DS la mayoría de los analistas, periodistas especializados y editores de blogs de videojuegos daban por hecho que iba a ser un éxito de ventas desde el día mismo en que fuera lanzada. Su novedosa pantalla con la que se pueden visionar contenidos en 3 dimensiones sin necesidad de utilizar gafas especiales, el prestigio de Nintendo como marca de referencia en el sector y las colosales ventas cosechadas por su antecesora, la NDS, así lo hacían presagiar.
Pero contrariamente a lo previsto, la acogida que le dispensaron los aficionados japoneses fue realmente fría. El elevado precio que tenía cuando debutó, el escaso catálogo de videojuegos disponibles, la ausencia de títulos con verdadero tirón y, puede que incluso, el tsunami que arrasó la costa este de Japón 15 días después de su lanzamiento causando más de 15.000 muertos y pérdidas multimillonarias en la economía del país, colocaron a Nintendo contra la espada y la pared, con una nueva consola que si no tomaban medidas podía acabar convirtiéndose en un fracaso monumental que pusiera en peligro la economía de la compañía.
Ante esta tesitura, a finales de julio del año pasado, Nintendo anunció una drástica reducción de precio de la 3DS, que pasó de costar 250 euros a poco más de 150 euros. Eso, unido a la llegada de las grandes franquicias de la casa, con videojuegos como Mario Kart 7, Super Mario 3D Land o Monster Hunter Tri G provocaron que, cual Ave Fénix, renaciera de sus cenizas y pasara de cosechar unas ventas incluso inferiores a las de la ya veterana DS a batir todas las marcas habidas y por haber.
Tanto es así que 11 meses después de su lanzamiento, se ha convertido en la consola que más rápidamente vende 5 millones de unidades en Japón, superando los registros que establecieron otras consolas de Nintendo como la GameBoy Advance, la Nintendo DS y la Wii. Unos números fabulosos que, empero, no han impedido que la compañía de Kioto presente por primera vez en su historia un balance de resultados con pérdidas, debido a la rebaja en los márgenes con que se ha visto obligada a vender la 3DS.