El precio de la banda ancha en España es muy elevado si lo comparamos con las tarifas que se estilan en los países de nuestro entorno; la velocidad media de conexión, baja; el servicio de atención al cliente, lamentable; el grado de insatisfacción de los internautas, elevadísimo. El panorama es desolador y lamentablemente no parece que las cosas vayan a mejorar a corto plazo. Más bien todo lo contrario.
Eso sí, hay otros sitios en los que están peor que nosotros. Y no, no me refiero a países tercermundistas africanos, sino a la muy desarrollada Canadá, donde los principales operadores de telecomunicaciones tienen establecidos unos límites de descarga mensuales muy estrictos para sus clientes.
El ISP más popular del país, Bell Internet, no muestra reparo alguno en enviar cartas a los internautas que más consumen y restringe el tráfico procedente de programas P2P durante las horas punta. Pero es que el caso de Rogers es aún peor. Todos los planes que ofrecen tienen asociados límites de descarga, que cada año son más exiguos.
El paquete ‘Ultra-Lite’ ha pasado por ejemplo de 60 GB/mes a tan solo 2 GB/mes. La reducción en el ‘Lite’ ha ido desde los 60 GB/mes hasta los 15 GB/mes actuales. Pero es que yendo más allá vemos cómo el plan estrella, denominado ‘Ultimate’, ofrece una conexión de 50 Mbit/s pero tiene limitada la descarga a 175 GB mensuales.
Cuando los clientes de Rogers se aproximan al 75% del límite contratado, les aparece este mensaje al abrir el navegador (haced click en la imagen para verla a tamaño completo):
Si se pasan del límite establecido, deben pagar un extra por cada gigabyte de más. Lo dicho: aunque en ocasiones pueda costar de creer, hay países en los que están peor que nosotros. Triste, pero cierto.