La Asamblea Nacional francesa dio luz verde ayer a la puesta en marcha de una nueva legislación que va a permitir desconectar de la Red a aquellos usuarios que descarguen repetidamente contenidos sujetos a derechos de autor sin que sea necesaria la autorización de un juez.
El mes pasado ya se llevó a cabo una votación en la misma cámara para aprobar esta ley, pero la ausencia de un elevado número de diputados del partido de Sarkozy -seguro que estaban trabajando duramente en otros temas- permitió que la oposición les tumbara la propuesta. Esta semana, ya con todos los políticos bien aleccionados y en sus escaños, han conseguido su propósito.
Es, qué duda cabe, una gran victoria para las discográficas y los estudios de cine. Además, la aprobación de este texto va a tener consecuencias inmediatas en forma de nuevas presiones por parte de la industria del entretenimiento de otros países hacia sus políticos locales para que copien las medidas del ejecutivo francés y les otorguen el poder necesario para dejar sin Internet a todo aquellos usuarios que consideren que bajan canciones o películas de las redes P2P.
De hecho, en el Reino Unido, diversos sellos musicales y cinematográficos se han unido en una coalición para solicitar precisamente eso, arguyendo -como siempre- que más del 50% del tráfico web de las islas está copado por las descargas desde los programas de pares y que tal circunstancia diezma las arcas de los artistas y hace que se pierdan puestos de trabajo.
Por su parte, los ISPs han hecho público un comunicado en el que advierten que las supuestas pruebas que pueda aportar la industria del entretenimiento para inculpar a sus clientes por descargar contenidos protegidos no tienen validez jurídica, ya que, como se ha demostrado en varias ocasiones, estos métodos yerran el tiro en demasía.
¿Qué pasará en España? Con la que está cayendo, ¿se atreverá el PSOE a implantar un modelo similar al francés a corto plazo siguiendo los postulados de la flamante nueva ministra de cultura González-Sinde? Si lo hace, ¿eliminará antes el canon? De ser así, ¿qué pasará con los vividores a los que ahora tan bien les va pero que sin canon que llevarse a la boca deberían ponerse a vender discos, algo que no han hecho en la vida? En fin, muchas preguntas que el tiempo resolverá.