El 6 de septiembre del 2003 se formó sobre el Atlántico tropical el huracán más mortífero y el segundo de mayor intensidad de ese año. Alimentado por las aguas cálidas de la zona, fue aumentando su virulencia a medida que se movía hacia el noroeste hasta que el 11 de septiembre alcanzó vientos de 265 Km/h. Los científicos lo llamaron Isabel.
Después de fluctuar en intensidad durante 4 días, Isabel comenzó a debilitarse y el 18 de septiembre, cuando tomó tierra en Estados Unidos, lo hizo con unos vientos de 165 Km/h que rápidamente menguaron en velocidad. Al día siguiente perdió la categoría de huracán y pasó a ser considerado como una tormeta tropical. Aún así, causó 51 muertes y se calcula que los daños ocasionados ascendieron hasta los 3.600 millones de dólares.
Estas imágenes -podéis verlas a mayor resolución en estos enlaces-, tomadas desde la Estación Espacial Internacional y difundidas por la NASA, recogen el momento en el que Isabel, ya convertido en un huracán de categoría 5, avanza hacia zonas habitadas del Caribe: