Las discográficas vuelven a encausar a un internauta basándose en pruebas falsas

Las decenas de miles de demandas que las discográficas han presentado contra usuarios de redes P2P de todo el mundo siempre han tenido un punto en común: los sellos musicales, valiéndose de programas para espiar a los internautas, han asegurado una y otra vez ante los jueces que los encausados habían compartido sus canciones con un número muy elevado de internautas. El porqué de esta táctica es claro: cuantas más personas hayan accedido a los temas, mayor será la compensación económica que las productoras podrán solicitar por daños y perjuicios.

El problema es que, por mucho que las discográficas afirmen a todo aquél que quiera escucharlas que sus métodos son infalibles, la realidad demuestra tozudamente que no lo son. Ni mucho menos, además. Sin ir más lejos, esta semana se ha dado a conocer un caso que atestigua su más que cuestionable eficacia. Es más, pone de manifiesto que fallan más que una escopeta de feria.

Fijaros sino. Resulta que Media Protector, una empresa que se encarga de espiar las comunicaciones de los internautas en busca de supuestos casos de piratería para hacérselos llegar a los sellos musicales, monitorizó las descargas que estaba realizando un usuario alemán en octubre del 2007 y llegó a la conclusión de que había compartido una película y material pornográfico con el eMule. Ante tales ‘evidencias’, se le solicitó a esta persona una compensación de 700 euros por las supuestas pérdidas que había ocasionado a la industria.

Pues bien, este buen hombre no se quedó de brazos cruzados y demostró feacientemente que no utilizaba el cliente de eMule tradicional sino un mod que le permitía usar este software sin tener que compartir ningún archivo. Descargaba lo que quería pero no permitía que otros usuarios accedieran a los ficheros que tenía en su disco duro. Vamos, que era un leecher de cuidado.

El análisis de su sistema ha puesto de manifiesto que cuando Media Protector le espió llevaba la friolera de 924 días (!!!) utilizando de manera ininterrumpida este mod. En todo ese tiempo no había reseteado su sistema operativo ni una sola vez y, así se ha demostrado, no compartió ni un solo archivo con otros internautas.

El caso es significativo por cuanto pone de manifiesto que las prácticas de las discográficas, más allá de si vulneran o no derechos básicos como el de la privacidad en las comunicaciones, son inexactas y conducen a conclusiones erróneas. No estaría de más que en las futuras demandas que presenten los jueces examinen con lupa los datos aportados para asegurarse, en la medida de lo posible, de su rigor.

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