En octubre de 2022, Elon Musk compró Twitter por 44.000 millones de dólares y se convirtió en su nuevo CEO. Una cantidad que, ya por aquel entonces, muchos analistas consideraron excesiva a tenor de los ingresos que generaba este servicio, pero que conforme ha ido pasando el tiempo se ha demostrado absurda.
Y es que, poco más de un año después de esta mastodóntica operación, la realidad de Twitter es hoy muy preocupante. En nada ayudan las polémicas constantes en que se ve envuelto Elon Musk, necesitado como está de ser el foco permanente de atención, y la manera tan caótica en que gestiona el día a día. Eso por no hablar de sus postulados antisemitas y de apoyo a teorías conspirativas.
La última controversia en torno a esta plataforma se produjo en noviembre, cuando salió a la luz pública que los anuncios de algunas de las compañías que más dinero invierten en publicidad aparecían en ocasiones al lado de tuits racistas e, incluso, de apoyo al nazismo.
Ello provocó que multinacionales como IBM, Apple, Disney, Warner Bros, Discovery o Paramount retiraran temporalmente sus campañas de esta red social, con el varapalo económico que ello supuso para las ya de por sí famélicas arcas de Twitter.
La reacción de Musk no se hizo esperar. En lugar de tratar de calmar los ánimos, limar asperezas con esas compañías y ofrecer una imagen madura y responsable, sacó una vez más lo peor de sí mismo y optó por enviarlas a tomar el fresco
Unas declaraciones que, unidas a la alarmante situación financiera de Twitter, han llevado a que el fondo de inversión Fidelity, que posee acciones en la red social, haya rebajado la valoración de sus títulos. Concretamente, considera que estos valen vale hoy un 71,5% menos que cuando Musk compró la compañía a finales de 2022.
Ello implica que, de acuerdo a Fidelity, el valor de Twitter es actualmente de unos 12.540 millones de dólares. O, dicho de otra manera, en los últimos catorce meses su valor ha caído en nada más y nada menos que 31.460 millones de dólares. Una cifra que, incluso para alguien tan rico como Musk, debe ser difícil de digerir.
IMAGEN: BOLIVIA INTELIGENTE
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