En Francia se desconectará de Internet a quienes descarguen música y/o películas

Pa chulo chulo, mi pirulo. Una expresión muy simple, me diréis, y tenéis razón, pero es que mucho me temo que es exactamente la que le habrá venido a la cabeza a Nicolas Sarkozy, el populista presidente de la República Francesa, cuando hace escasas horas se ha liado la manta a la cabeza y ha decidido sacar adelante el proyecto de ley que presentó a finales del año pasado para acabar con las descargas de archivos sujetos a derechos de autor desde las redes P2P.

Y lo ha hecho a pesar de que tanto los internautas como los proveedores de acceso a Internet mostraron un rechazo rotundo a tal medida desde el mismo instante en que fue anunciada. Los primeros porque otorga un poder y una capacidad de intervención inaudita a las discográficas y las productoras de cine, que podrán espiar las comunicaciones electrónicas de los ciudadanos, y los segundos porque en unas semanas van a verse obligados a desconectar a un número indeterminado de clientes, con la repercusión económica y, sobre todo, de imagen que ello conlleva.

Eso por no hablar del recadito que le envió el Parlamento Europeo en abril advirtiendo que no se podía dejar sin conexión a nadie por utilizar programas P2P o incluso de los artistas suecos, que no tienen ningún problema en admitir que son los primeros en bajarse canciones de las redes de pares.

Tened por seguro que en unas semanas tendremos a la SGAE, a PROMUSICAE, a Ramoncín, a David Bisbal, a Alejandro Sanz y al resto de «artistas» (y remarco las comillas) solicitando al gobierno que imite la decisión del ínclito Sarkozy, derogue el derecho de copia privada, aumente el canon y desconecte a todos aquellos que se descarguen música o películas con el BitComet, el Azureus, el Pando o el eMule.

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