La compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft ha hecho correr ríos de tinta y ha generado posiciones contrapuestas tanto entre en el propio sector de los videojuegos como entre los organismos reguladores de diversos países. Durante meses, estos últimos no han visto de la misma manera que franquicias como Call of Duty, Diablo, World of Warcraft, Crash Bandicoot o Tony Hawk acabaran en las manos de Microsoft.
Sony ha mostrado en repetidas ocasiones su contrariedad por una adquisición que considera que puede poner en riesgo su modelo de negocio otorgando a uno de sus competidores el control sobre sagas que considera estratégicas. En el otro lado de la balanza, encontramos a Nintendo o Nvidia, que de manera discreta han dado su visto bueno a la operación después de firmar sendos acuerdos con Microsoft para que Call of Duty esté disponible en sus consolas y servicios durante un periodo mínimo de diez años.
Ahora ha sido Andrew Wilson, CEO de Electronic Arts, el que se ha manifestado públicamente sobre este tema. En una entrevista concedida al medio CNBC, ha explicado que la compra es algo estupendo puesto que significa que una de las mayores empresas del mundo va a seguir invirtiendo en la industria de los videojuegos y va a contribuir a que continúe creciendo.
Además, ha indicado que esta operación va a ser muy beneficiosa para EA, ya que es una de las pocas empresas de gran tamaño que siguen siendo independientes en el sector. A este respecto, ha puesto en valor sus principales series de videojuegos y el hecho de que han llegado a 700 millones de jugadores a escala global.
Así mismo, ha señalado que es muy optimista con el futuro de la industria y confía que en 2030 generará unos ingresos de más de 300.000 millones de dólares y reunirá a casi 4.000 millones de jugadores en todo el mundo.