La semana pasada Microsoft anunció que iba a apostar por los estándares de la industria e iba a permitir que compañías y programadores independientes pudieran acceder a una parte significativa de la API de los productos que han lanzado últimamente, como es el caso de Windows Server 2008, Office 2007 o Windows Vista.
Los tiempos cambian que es una barbaridad y en Microsoft han comprendido que hemos llegado a un punto de no retorno en el que están obligados a apostar por los estándares y por la interoperabilidad si quieren subsistir en un mundo tan competitivo como el del software.
Pero además de estos motivos, muchos pensábamos -yo incluido- que este giro copernicano en su modelo de negocio pretendía evitar futuras sanciones de la Comisión Europea o de cualquier otro organismo supraestatal por prácticas monopolísticas o por poner trabas a terceras compañías para que desarrollaran programas que pudieran hacer frente a los suyos.
Sin ir más lejos, en marzo del 2004 la CE le impuso una multa de 497 millones de euros y estableció que debería vender sus sistemas operativos sin el reproductor Media Player instalado, además de proporcionar información a sus competidores para que estos pudieran comercializar productos optimizados para Windows. Por si esto fuera poco, en julio del 2006 volvió a sancionar al gigante norteamericano con 280,5 millones de euros porque en opinión de los políticos comunitarios seguía sin subministrar los datos que le demandaban las empresas desarrolladoras de software.
Pues bien, hace sólo un par de horas se acaba de conocer que el organismo europeo va a imponer otra mega-multa a Microsoft, esta vez de 899 millones de euros, por cobrar un precio abusivo a las compañías que le solicitan información técnica sobre Windows para poder desarrollar productos compatibles. Es decir, por seguir incumpliendo los mandamientos que le impusieron en marzo del 2004.
A Microsoft le sobra la pasta, eso está claro. Como diría aquél, tienen el dinero por castigo y es incluso posible que 4 años atrás les saliera a cuenta pagar la primera penalización si de esa manera podían seguir actuando como siempre. Pero todo tiene un límite. La suma de las 3 multas asciende ya a 1.676,5 millones de euros y parece claro que en la Comisión Europea están dispuestos a seguir adelante con las sanciones históricas si la compañía estadounidense no se baja los pantalones y actúa de acuerdo a las directrices comunitarias. Veremos qué pasa.