En noviembre del año pasado, el gobierno Sarkozy anunció que iba a poner en marcha un plan consensuado con las industrias del cine y la música francesas para controlar a qué tipo de contenidos accedían los internautas franceses cuando se conectaban a la Red.
El objetivo a conseguir era evitar que se siguieran utilizando los programas P2P para descargar archivos sujetos a derechos de autor, y qué mejor manera de lograrlo, pensaron, que obligar a los proveedores de acceso a Internet a cortar la conexión a aquellas personas a las que pillaran 3 veces seguidas haciendo uso de las redes de pares para bajarse música o películas.
La medida en cuestión era y es un auténtico despropósito, una locura que puede dar lugar a una caza de brujas en toda regla que, de seguirse estrictamente, dejaría a media Francia sin Internet. De ahí que esté prácticamente convencido que en los próximos meses optarán por dar a conocer los casos de un par de desgraciados a los que castigarán de manera ejemplar y rezarán para que el personal se comporte bien y no se meta con la sacrosanta industria del cine.
Bueno, a lo que iba: el Reino Unido resulta que ha tomado como base esta idea feliz de los franceses y ahora está elaborando un proyecto de ley que también obligará a los proveedores de acceso a Internet a cortar la conexión de aquellos usuarios que utilicen programas P2P para bajarse archivos sujetos a derechos de autor.
Al igual que en el caso francés, los internautas a los que enganchen recibirán un aviso advirtiéndoles de las medidas que tomarán si siguen por el mismo camino. Si hacen caso omiso de esta comuncación y continúan exprimiendo al eMule, el BitTorrent y el Ares, se les suspenderá temporalmente el acceso a Internet y si aún así continúan en sus trece, se les desenchufará definitivamente de la Red. Toma ya. Por malos.
A tenor de lo sucedido, me da a mí que ni en el gobierno francés ni en el británico son conscientes de que, por mucho que lo intenten, en la práctica de nada sirve tratar de poner puertas al campo. Los hábitos de la sociedad son los que son y además cuentan con el respaldo de los avances tecnológicos. La popularización de las comunicaciones encriptadas está a la vuelta de la esquina y en cuanto se dé el paso no sé yo cómo van a controlar qué es lo que hacemos cuando nos conectamos a Internet.