Tal y como estaba previsto, la autoridad de la competencia del Reino Unido (CMA) ha aprobado esta mañana la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft. Este visto bueno era el último obstáculo que le faltaba por superar al gigante del software para cerrar esta operación, la mayor de la historia de los videojuegos.
Una vez obtenido el aval del organismo británico, se da por descontado que Microsoft cerrará en las próximas horas esta adquisición, valorada en 68.700 millones de dólares, y Activision Blizzard se convertirá oficialmente en una subsidiaria suya.
La CMA ha manifestado que ha dado su autorización al acuerdo después de que Microsoft se haya comprometido a ceder los derechos de explotación de los videojuegos en la nube a una tercera empresa, en este caso Ubisoft. Ello, señala, impedirá que Microsoft obtenga una posición de dominio en el sector de los juegos en la nube, lo que se traducirá en precios y servicios más competitivos para los jugadores.
Brad Smith, presidente de Microsoft, se ha mostrado muy satisfecho por el dictamen y ha transmitido que la integración de Activision Blizzard en su organigrama empresarial beneficiará a los jugadores y a la industria de los videojuegos en todo el mundo.
Obtener esta aprobación no ha sido un camino de rosas para Microsoft. A diferencia de lo que sucedió en la Unión Europea y Estados Unidos, el organismo del Reino Unido paralizó la compra en abril tras considerar que podía poner en riesgo la competencia de los juegos en la nube.
Esa negativa llevó a que Microsoft se viera obligada a ceder a Ubisoft durante una década los derechos de explotación de los juegos en la nube de Activision Blizzard. Una concesión que ha acabado de convencer al regulador de la competencia británico y que se ha traducido hoy en su visto bueno definitivo.