A raíz del artículo que escribí ayer sobre la campaña publicitaria que ha puesto en marcha Microsoft para mejorar la imagen de Windows Vista y que ha contado con la participación de bloggers muy influyentes de Estados Unidos, algunos de vosotros habéis apuntado en los comentarios que últimamente está muy de moda criticar a esta empresa haga lo que haga. Y, ciertamente, creo que no os falta razón.
Personalmente, no me gustan las prácticas monopolísticas de Microsoft, su desprecio por los estándares y la falta de seguridad de muchos de sus programas, así que desde hace un tiempo he dejado de utilizar su software y me he pasado a GNU/Linux, concretamente a Ubuntu.
Dicho esto, me cuesta horrores comprender a la gente que se pasa el día cargando las tintas sobre los productos de Microsoft pero luego, a la hora de la verdad, es incapaz de vivir sin ellos. Es poco menos que surrealista criticar de manera furibunda a un sistema operativo, a la compañía que lo distribuye y recomendar a familiares y amigos que lo desinstalen, pero seguir utilizándolo.
Así pues, a ellos va dirigida la siguiente pregunta: ¿si no te gusta Windows, por qué lo utilizas? Si estás cansado de sus cuelgues, de los virus o de los requisitos de hardware que demanda para funcionar, ¿por qué no lo desinstalas y optas en su lugar por alguna de las múltiples distribuciones de GNU/Linux existentes, por Mac OS X o por FreeBSD?
Son alternativas perfectamente válidas, fáciles de utilizar, que presentan una curva de aprendizaje muy rápida y que vienen de serie con multitud de programas que sustituyen a las aplicaciones típicas de Windows, facilitando la transición de un sistema a otro.
¿Cuál es vuestra opinión al respecto? ¿Creéis que en no pocas ocasiones se critica por criticar a Microsoft? ¿Por qué gran parte de los usuarios que tanto protestan son luego los primeros en instalarse Windows cuando se compran un PC nuevo?