Astrónomos de la NASA han utilizado el telescopio espacial James Webb para estudiar el cinturón de asteroides que orbita la estrella Fomalhaut en el espectro infrarrojo. Pero, para su sorpresa, han descubierto que esa región es más compleja de lo que preveían y está compuesta por hasta tres anillos anidados.
Los datos aportados por Webb han permitido discernir que el cinturón más lejano se encuentra a 23.000 millones de kilómetros de Fomalhaut, lo que equivale a 150 veces la distancia de la Tierra al Sol. Las proporciones de ese anillo exterior son, además, gigantescas. Se estima que es 40 veces mayor que el cinturón de asteroides que hay entre las órbitas de Marte y Júpiter y el doble de grande que el cinturón de Kuiper, que se extiende desde Neptuno hasta 50 UA del Sol.
Este disco circunestelar había sido descubierto años atrás por el telescopio espacial Hubble y el observatorio espacial Herschel, pero la superior tecnología que equipa el James Webb ha permitido discernir por primera vez los dos anillos interiores, que se han formado a partir de las colisiones de cuerpos celestes análogos a asteroides y cometas.
Los autores del estudio sostienen que es muy probable que haya planetas, invisibles por el momento a ojos de nuestros telescopios, que ejercen fuerzas gravitatorias que condicionan los fenómenos que ocurren en cada uno de estos cinturones.
A tal efecto, Schuyler Wolff, un científico de la Universidad de Arizona que ha participado en este proyecto, ha indicado que la estructura de tres anillos de asteroides sugiere que en el espacio entre cada uno de ellos podría haber planetas que determinan la forma y tamaño de cada uno de ellos de manera similar a lo que sucede en nuestro Sistema Solar con Júpiter o Neptuno.