Si alguien pensaba que el culebrón en que se había tornado la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft había llegado a su fin, estaba muy equivocado. El regulador de la competencia del Reino Unido ha hecho oficial un informe preliminar en el que se muestra favorable a la operación y todo hace indicar que la Comisión Europea hará lo mismo en breve, pero eso no quiere decir que Sony vaya a dar su brazo a torcer tan fácilmente.
Sin ir más lejos, la web oficial del gobierno británico ha publicado hace unas horas la respuesta que Sony ha enviado a la autoridad de la competencia del país después de que ésta haya dado su visto bueno a la adquisición. En la misiva, la compañía japonesa se muestra sorprendida por el cambio de opinión del ente y considera que su posicionamiento es irracional y no tiene precedentes.
Sony considera que en su decisión no tomó en consideración que, si se aprueba la compra, Microsoft tendrá tanto la capacidad como los incentivos para lanzar versiones de Call of Duty en las consolas PlayStation de una calidad inferior respecto a las que estén disponibles en Xbox.
Así mismo, sigue sosteniendo que Microsoft podría negarse a publicar futuras entregas de Call of Duty en el ecosistema PlayStation, algo que en su opinión dañaría gravemente a la industria de los videojuegos. A tal efecto, remarca que la presencia de CoD en una consola impacta las decisiones de compra de millones de aficionados a esta franquicia. Ello podría hacer que personas que en un escenario diferente hubieran adquirido una PS optaran por una Xbox si vieran que la versión para esta última es mejor.
Sony también se queja de que, tras la compra de Bethesda, Microsoft ha dejado claro que Starfield, The Elder Scrolls VI y Redfall van a ser exclusivos para sus consolas y PC a pesar de que, antes de la adquisición, iban a ser títulos multiplataforma. Algo que, en su opinión, pone de manifiesto que existe el riesgo de que adopte una postura similar con Call of Duty.
Lo que, convenientemente, no se menciona en el escrito es la propuesta que Microsoft le ha hecho llegar a Sony en múltiples ocasiones ofreciéndole un contrato de 10 años de duración durante los cuales se compromete a lanzar Call of Duty en las consolas PlayStation el mismo día y con los mismos contenidos que en la plataforma Xbox.