Era inevitable. La empresa organizadora del E3 ha comunicado hace unas horas de manera oficial que ha cancelado el evento que se iba a celebrar en el mes de junio en Los Angeles. Una decisión a la que se ha visto forzada después de que una tras otra, las grandes empresas del sector hayan confirmado que no iban a estar presentes.
Primero fueron Nintendo, Sony y Microsoft, que meses atrás dejaron claro que no tenían intención de participar en esta feria de los videojuegos. Por si eso fuera poco, en el transcurso de la última semana se les han unido Ubisoft, Sega y Tencent, y entre bastidores, hace días que circulaba el rumor de que otras empresas como EA, Activision Blizzard, Square Enix, Bandai Namco, Take-Two o Epic Games no descartaban hacer lo mismo.
Así las cosas, los promotores de la Electronic Entertainment Expo (E3) no han tenido más remedio que anular la edición de este año. En un correo electrónico enviado a las empresas participantes, han indicado que se han visto abocados a ello debido a que «no ha reunido el interés necesario para celebrarlo de una manera que pusiese de relieve el tamaño, fuerza e impacto de nuestra industria».
Queda por ver si será un adiós temporal o definitivo. Personalmente, me inclino más por la segunda opción. Como ya ha explicado en más de una ocasión, el paso de los años ha reducido significativamente el impacto y la trascendencia de certámenes gigantescos como el E3, en los que las empresas participantes deben pagar precios desproporcionados para alquilar los pabellones en los que exhiben sus productos.
A los estudios de desarrollo y distribuidoras les resulta hoy en día mucho más económico realizar campañas promocionales de sus videojuegos a través de servicios como YouTube, Twitch y sus redes sociales. Simplemente, ya no necesitan el E3. Así las cosas, o sus organizadores reinventan esta exposición y la hacen más atractiva y menos costosa a los participantes, o no habrá más ediciones.