En enero de 1979, tras 16 meses de viaje a través del Sistema Solar, la nave espacial Voyager 1 llegó a Júpiter. Era la primera vez que una sonda creada por el hombre llegaba al gigante gaseoso, que hasta entonces sólo se había podido observar a través de telescopios.
Las más de 15.000 fotografías que tomó durante los tres meses que orbitó Júpiter ofrecieron detalles nunca antes vistos y cambiaron para siempre la visión que la humanidad había tenido del mismo hasta entonces. Sus instrumentos a bordo realizaron además mediciones que permitieron estudiar la atmósfera, campo magnético y anillos del planeta, al tiempo que captaron imágenes de sus lunas.
El 5 de marzo, en su aproximación más cercana a Júpiter, tomó esta fotografía, en la que se aprecia con gran detalle la Gran Mancha Roja, un vórtice anticiclónico gigantesco que se estima que se formó hace más de 300 años y en el que se registran tormentas con vientos huracanados que alcanzan los 400 Km/h. Para hacerse una idea de sus colosales proporciones, basta con señalar que en su interior cabrían tres Tierras.
Voyager 1 se despidió de Júpiter en abril y emprendió rumbo a Saturno, a donde llegó en octubre de 1980. Antes de continuar con su viaje espacial, la NASA modificó su trayectoria para que se aproximase a la luna Titán y estudiase su masa, temperatura superficial, composición atmosférica, densidad y presión.
Tras más de 45 años de viaje espacial, la Voyager 1 sigue en activo. En estos momentos se encuentra a 23.833 millones de kilómetros de la Tierra, ó 159,26 UA (1 UA equivale a la distancia entre la Tierra y el Sol), y es el objeto creado por el ser humano más alejado de nosotros.