A pesar de que Microsoft está volcando sus recursos humanos y de marketing en el desarrollo y promoción de Windows 11, la última y tecnológicamente más avanzada versión de su sistema operativo, la mayoría de ordenadores siguen teniendo instalado Windows 10.
Las estadísticas al respecto son contundentes y no dejan lugar a la interpretación. Windows 10 está presente en el 73,3% de los equipos que ejecutan Windows, seguido de Windows 11 con un 19,1%, Windows 7 con un 5,3% y Windows 8.1 con poco más de un 1%.
Por si eso fuera poco, resulta que, lejos de perder cuota de mercado, Windows 10 sigue creciendo. Una tendencia que ha sido especialmente marcada a lo largo del mes de febrero, en el que ha ganado casi cinco puntos porcentuales.
El motivo ha sido que Microsoft ha dejado de ofrecer soporte técnico para Windows 7 y Windows 8.1 desde principios de año, lo que ha llevado a que muchos de sus usuarios hayan actualizado sus sistemas a Windows 10.
Aunque todavía es pronto para saber con certeza el porqué no han instalado directamente la última versión de Windows, es muy posible que la razón principal sea que sus ordenadores son antiguos y no cumplen con los requisitos mínimos que establece Microsoft para utilizar Windows 11.
Está previsto que Windows 10 continúe recibiendo actualizaciones hasta octubre de 2025, de manera que quienes tengan este sistema operativo no se van a ver forzados a actualizarlo en años si no lo desean.