El Parlamento Europeo ha refrendado, con 340 votos a favor, 279 en contra y 21 abstenciones, el acuerdo al que llegó el Consejo de Europa en octubre pasado y ha establecido que a partir de 2035 se prohibirá la venta de coches de gasolina y diésel en los 27 países miembros.
Esta decisión forma parte de un paquete de medidas conocido con el nombre de «Objetivo 55». El objetivo de las mismas es conseguir que durante los próximos años se reduzca paulatinamente el nivel de gases contaminantes emitidos por los turismos y furgonetas que se comercializan en Europa, hasta llegar a mediados de la próxima década, cuando se pretende lograr un nivel de emisiones cero de CO2.
La disminución será gradual, de manera que en 2030 se exigirá a los fabricantes que los turismos que pongan a la venta emitan un 55% menos de CO2 en comparación con 2021 y un 50% menos en el caso de las furgonetas.
Señalar para acabar que las marcas que produzcan menos de 10.000 automóviles nuevos o menos de 22.000 furgonetas por año contarán con una exención hasta 2035 que les liberará de cumplir con las reducciones intermedias.