Las poblaciones de mamíferos, peces, aves, reptiles y anfibios en estado salvaje han disminuido un 69% a nivel global durante los últimos 50 años. Así lo indica un informe presentado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en el que se han analizado casi 32.000 grupos de 5.230 especies animales.
El cambio climático, la deforestación, las modificaciones en el uso del suelo, la contaminación de los hábitats y el uso insostenible de los recursos naturales están detrás de este dramático descenso en la biodiversidad del planeta.
Las especies de agua dulce son las que más se están viendo afectadas, hasta el punto de que sus poblaciones se han reducido, en promedio, un 83% desde 1970 debido a la pérdida de sus entornos naturales, las barreras que se encuentran en los cursos de los ríos y la contaminación de sus aguas.
La degradación de los ecosistemas es generalizada y afecta a los sistemas marinos, terrestres y de agua dulce, así como a bosques, humedales, manglares y océanos. Se estima, por ejemplo, que el 17% de la extensión original de los bosques de la Amazonía ha desaparecido y otro 17% está degradado.
La sobreexplotación de los hábitats ha llevado a que, en la última mitad de siglo, América Latina y el Caribe haya perdido un 94% de su biodiversidad, África un 66%, la zona Asia y Pacífico un 55%, América del Norte un 20% y Europa y Asia Central un 18%.
El Fondo Mundial para la Naturaleza remarca que un millón de especies vegetales y animales están en peligro de extinción y, entre el 1% y el 2,5% de los mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios se han extinguido, al tiempo que sus poblaciones y su diversidad genética han descendido.
Cada año se pierden unos 10 millones de hectáreas de bosques, una superficie similar al tamaño de Portugal. La tala de árboles afecta especialmente a las regiones más pobres situadas en los trópicos, contribuye a aumentar el CO2 en la atmósfera y limita el efecto regulador de la temperatura que ejercen las masas forestales.
Esta organización centrada en la conservación del medio ambiente señala que son necesarios cambios urgentes para revertir la pérdida de la biodiversidad que pasan por modificar los sistemas de producción, reducir el consumo y gestionar de manera más eficiente los recursos naturales.
FOTOGRAFÍA: MAKSYM DIACHENKO