Los fabricantes de tarjetas gráficas han vivido unos últimos años dorados marcados por unas cifras de ventas extraordinarias y una demanda tan alta que ha llegado a superar su capacidad de producción. Ello ha sido consecuencia de la recobrada popularidad de los videojuegos para ordenador y de la aparición de las criptomonedas.
Pero esta época de vacas gordas ha llegado a su fin este año debido al descenso en las ventas globales de ordenadores y la caída en desgracia de las criptomonedas. De acuerdo a las cifras que se acaban de hacer públicas, en el último trimestre se han vendido 10,37 millones de tarjetas gráficas para ordenadores de sobremesa, un millón menos que en el mismo periodo de 2021.
Los ingresos totales generados por las ventas de tarjetas gráficas han sido de 5500 millones de dólares, un 36% menos respecto a los 8600 millones del primer trimestre del año. Esta caída se explica no sólo por la contracción que está experimentando el mercado, sino también porque el precio medio de cada unidad que se comercializa está bajando.
Durante el segundo trimestre de 2022 Nvidia ha visto cómo sus ventas han disminuido un 18,5%. Peor aún le han ido las cosas a AMD, que ha caído un preocupante 35,5%. Así las cosas, vemos cómo la cuota de mercado de la primera es actualmente del 79%, mientras que la segunda apenas si llega al 20%. El 1% restante es para Intel, que acaba de lanzar su línea de tarjetas Arc.
De cara a otoño está previsto que tanto Nvidia como AMD presenten sus nuevas generaciones de tarjetas gráficas, una circunstancia esta que se espera que contribuya a revitalizar un mercado claramente a la baja. Por contra, algunos analistas temen que la aparición de estos dispositivos puede contribuir a que ambas compañías tengan dificultades para deshacerse del exceso de inventario que todavía tienen de las tarjetas actuales, ya que se convertirán en productos claramente menos competitivos.