La Luna orbita la Tierra siguiendo una rotación sincrónica que le lleva a tardar el mismo tiempo en rotar sobre su eje que en hacerlo alrededor de nuestro planeta. Ello provoca que haya un hemisferio de la Luna que apunte de manera continua hacia la Tierra y el otro permanezca oculto a nuestros ojos.
La siguiente imagen animada muestra perfectamente este fenómeno. En la izquierda vemos un objeto que sigue una rotación sincrónica (o acoplamiento de marea, como también es conocido), mientras que en la derecha ese objeto no rota sobre sí mismo y ello hace que todos sus lados apunten en un momento u otro hacia el cuerpo central.
La mitad que no vemos es conocida popularmente como la cara oculta de la Luna o como su lado oscuro, aunque en realidad todas las regiones de nuestro satélite reciben luz solar.
La primera vez que el ser humano pudo contemplar ese hemisferio fue en octubre de 1959, cuando la sonda espacial soviética Luna 3 realizó unas fotografías que permitieron crear un atlas parcial en el que se recogía la ubicación y tamaño de los cráteres, cuencas y planicies de su superficie.
Desde entonces, muchas otras misiones no tripuladas de la propia Unión Soviética, Estados Unidos, Europa y Japón han visitado el lado oculto y han tomado imágenes de gran calidad que han permitido crear un mapa topográfico que cubre la totalidad de su superficie. En el caso de China, a principios de 2019 hizo aterrizar una sonda espacial llamada Chang’e 4 que lleva desde entonces estudiando la geofísica del cráter Von Kármán en el que se halla.
Un último detalle: los primeros seres humanos que vieron con sus propios ojos la cara oculta de la Luna fueron los astronautas Frank Borman, James Lovell y William Anders de la misión Apolo 8 de la NASA. El 21 de diciembre de 1968 despegaron desde el Centro Espacial Kennedy de Florida y durante los siguientes seis días completaron diez órbitas alrededor de la Luna antes de volver a la Tierra el 27 de diciembre.
Además de ver la Luna en su totalidad, también tuvieron la oportunidad de contemplar el amanecer de la Tierra desde nuestro satélite. Para la historia quedó esta preciosa fotografía de ese momento, realizada por William Anders: