La nave espacial Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), que orbita Marte desde septiembre de 2006, ha descubierto la presencia de sales hidratadas en los surcos lineales que aparecen de manera regular en las laderas de los cráteres durante el verano marciano.
Estos surcos de tonalidades oscuras y anchuras que varían entre los 0,5 y los 5 metros surgen cuando se superan los -23 °C y vuelven a desaparecer cuando las temperaturas disminuyen por debajo de ese punto. Aunque se sabía de su existencia desde hacía tiempo, todavía no se había podido determinar su origen.
Algunos científicos consideraban que podían ser corrientes de agua fluyendo por la superficie de Marte, pero para que esta explicación pudiera considerarse plausible era necesario resolver antes el interrogante de cómo podía haber agua líquida en el planeta teniendo en cuenta las gélidas temperaturas que se registran.
Y aquí es donde entra en juego el hallazgo de estas sales hidratadas (perclorato de sodio y clorato de magnesio, para ser más precisos), que tienen la capacidad de absorber el vapor de agua de la atmósfera y formar agua líquida en condiciones de temperatura de hasta -70 °C.
La NASA ha confirmado que estas sales suponen una evidencia de que los surcos que aparecen en las laderas inclinadas de Marte son producto de pequeñas corrientes de agua fluyendo en estado líquido.
El hallazgo ha sido posible gracias a las mediciones que ha realizado el espectrómetro CRISM, un instrumento que incorpora Mars Reconnaissance Orbiter que mapea continuamente la superficie del planeta en busca de minerales y compuestos químicos que indiquen la presencia presente o pasada de agua.
Lo que todavía no se sabe es si este agua se forma únicamente a partir del vapor de agua de la tenue atmósfera marciana o si también podría haber pequeñas concentraciones de agua en las capas subterráneas del planeta.