El telescopio espacial Hubble ha encontrado evidencias que indican que bajo la superficie helada de Ganímedes, el satélite natural de mayor tamaño de Júpiter y del Sistema Solar, se esconde un enorme océano salado que contiene más agua que la que hay en la Tierra.
Ganímedes es la única luna del Sistema Solar que posee una magnetósfera propia. Su presencia causa dos auroras en las regiones próximas a los polos norte y sur. Además, la corta distancia que la separa de Júpiter hace que se vea influida por el campo magnético del planeta gigante, de manera que cuando éste cambia, las auroras de Ganímedes también lo hacen y se balancean hacia arriba y abajo.
Ha sido precisamente este movimiento de las auroras en torno a ambos polos el que ha llevado a los científicos a determinar que debe existir una gran cantidad de agua salada bajo la corteza que contrarresta el campo magnético de Júpiter. Las observaciones realizadas han permitido establecer que su presencia reduce el balanceo a sólo 2 grados, cuando si el océano no existiera sería de hasta 6 grados.
La NASA ha explicado que este océano se encuentra bajo una corteza de 150 kilómetros compuesta básicamente por hielo y tiene, a su vez, unos 100 kilómetros de profundidad. Para hacernos una idea de lo que ello implica, basta con señalar que la Fosa de las Marianas, la región situada a más profundidad de la Tierra, se adentra «sólo» 10.994 metros en la corteza terrestre.