YouTube es, sin lugar a dudas, uno de los servicios más populares que ha nacido en la era Internet. Millones de personas lo utilizan desde smartphones, tablets y ordenadores tradicionales y se ha convertido en una herramienta imprescindible para que artistas, deportistas y empresas de todo tipo se comuniquen con sus seguidores y den a conocer sus nuevos proyectos.
Se estima que tiene más de 1.000 millones de usuarios activos mensuales, una cifra que además no hace sino crecer año tras año. Con una audiencia tan gigantesca, lo lógico sería pensar que YouTube es una máquina de imprimir dinero, pero la realidad dista mucha de ser ésa.
Durante el conjunto del 2014 obtuvo unos ingresos de 4.000 millones de dólares, pero según han explicado fuentes internas de la compañía al Wall Street Journal, tras descontar los gastos derivados del pago de nóminas, impuestos, despliegue de su infraestructura y remuneraciones a los creadores de contenidos, los beneficios finales fueron prácticamente nulos.
La situación de YouTube contrasta con la de otros gigantes de Internet como por ejemplo Facebook, que con 1.300 millones de usuarios consiguió el año pasado unos ingresos de 12.000 millones de dólares y unas ganancias netas de 3.000 millones de dólares.
La red social creada por Mark Zuckerberg se atisba además como uno de los grandes rivales de YouTube en el futuro ya que está dando forma a su propia red de vídeos online, como también lo está haciendo Twitter. Ambas plataformas envían tráfico constantemente a YouTube a través de los vídeos que sus usuarios cuelgan en sus respectivos muros y timelines, pero esta situación podría cambiar radicalmente a no mucho tardar si se cumplen sus planes.
La nueva dirección de YouTube, que asumió el mando el año pasado, está tratando de ampliar el perfil medio del público que consume habitualmente sus vídeos. El objetivo es atraer a gente de mayor edad que tenga más poder adquisitivo y que, por tanto, resulte más atractiva para los anunciantes.
Con ese fin, YouTube está cerrando acuerdos con grandes ligas deportivas como la NFL para poder subir resúmenes de los encuentros que se disputan y con cadenas de televisión para obtener los derechos de emisión de capítulos completos de algunos de sus espacios más conocidos.
Además, está estudiando poner en marcha un servicio de suscripción que, siguiendo el camino marcado por Spotify, permitirá visionar contenidos sin publicidad. Estrategias todas ellas que tienen como único objetivo hacer crecer los beneficios de una empresa que Google compró en octubre del 2006 por 1.650 millones de dólares y que, casi nueve años más tarde, sigue sin dar beneficios sustanciales a pesar de tener una audiencia multimillonaria.
FOTOGRAFÍA: THOMAS VAN DE WEERD