En 1972 Robert Thomas Morris creó a Creeper, el primer virus de la historia de la informática. Fue diseñado con el objetivo de atacar a una máquina IBM Serie 360 y mostrar en pantalla el mensaje «I’M THE CREEPER: CATCH ME IF YOU CAN».
Desde entonces, año tras año han ido haciendo acto de aparición miles de nuevos virus con patrones y comportamientos de lo más diverso que han sido creados por usuarios particulares y empresas de todo pelaje como simple divertimento, para aprender a programar, para favorecer las ventas de un programa determinado, para entrar en sistemas de terceros, para delinquir o, entre otras muchas causas, para ganar dinero.
Han hecho perder cantidades ingentes de dinero a compañías, instituciones y usuarios individuales de todo el mundo y, por qué no decirlo, han convertido en millonarios a los propietarios de las compañías antivirus, las grandes beneficiadas de una lacra que lejos de ir a menos, crece año tras año.
Tan es así que Paul Duclin, CTO de la empresa antivirus Sophos, ha afirmado que antes de que acabe el año se llegará a una cifra muy significativa que pondrá de manifiesto la magnitud que ha alcanzado el problema de los virus: y es que por esas fechas se espera que se supere la barrera del millón de virus creados. No está nada, pero que nada mal.