Este aparato de aspecto futurista y proporciones más que considerables es un tomógrafo. O para ser más exactos, el interior de uno. Si alguna vez te han realizado una tomografía axial computarizada, o TAC, que es como popularmente llamamos a esta técnica de imagen médica, los doctores te habrán metido en uno para hacerte pruebas diagnósticas.
Si pese a estas indicaciones aún no lo reconoces es debido a que probablemente nunca lo hayas visto así, sino recubierto con la habitual carcasa de color blanco que le confiere su forma característica:
Los tomógrafos se utilizan para crear imágenes transversales del cuerpo con las que se exploran cánceres, enfermedades cardíacas, hemorragias internas, coágulos de sangre o huesos fracturados. Y si su aspecto es ya de por sí impactante, aún lo es más su funcionamiento, tal y como se puede observar en el siguiente vídeo:
Personalmente, su diseño circular y la reseñable velocidad de giro que alcanza hace que me recuerde a una puerta estelar en miniatura… o a un disco duro gigantesco, según se mire