Pocos días después de que Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins volvieran a la Tierra tras protagonizar la histórica misión que los llevó a la Luna, el gobierno estadounidense envió las muestras de roca y polvo que trajeron consigo a unos 150 laboratorios repartidos por todo el mundo.
Uno de ellos fue el Laboratorio de Ciencias Espaciales del campus de la Universidad de Berkeley. Una vez los científicos del mismo realizaron los experimentos que tenían planificados y publicaron los correspondientes papers, dieron su visto bueno para que las muestras fueran retornadas a la NASA tal y como habían acordado previamente.
Pero, incomprensiblemente, alguien cometió un error y los viales acabaron depositados, ante el desinterés general, en un almacén de esta institución académica. Allí han permanecido olvidados recolectando polvo durante más de 40 años hasta que Karen Nelson, una archivadora del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, los ha hallado casualmente.
El inesperado tesoro con el que se ha encontrado está conformado por 20 frascos con restos de roca y polvo lunar que Armstrong y Aldrin recogieron en las 21 horas y 36 minutos que permanecieron en la superficie del satélite como miembros de la misión Apolo 11.
Nelson se ha puesto en contacto con la NASA y desde la agencia espacial ya le han dado instrucciones para que les haga llegar tan preciado botín. Es de esperar que, esta vez sí, las muestras lleguen a su destinatario y no se pierdan por el camino. Crucemos los dedos