En un artículo publicado en la revista científica Cosmos, el astronauta Buzz Aldrin relató de esta manera la sensación que experimentó el 21 de julio de 1969 cuando se convirtió en el segundo ser humano en pisar la superficie de la Luna tras Neil Armstrong, el comandante de la misión Apolo 11:
Nada me preparó para la crudeza del terreno. Era estéril y el horizonte estaba mucho más cerca de lo que estaba acostumbrado. El diámetro de la Tierra es tal que sus habitantes no tenemos consciencia de la curvatura; es fácil entender el motivo por el que durante siglos se creyó que era plana. Pero en la Luna mi impresión fue que estábamos en una pelota; o en la loma de una colina que se extendía más de una milla y era perfectamente redondeada. Incluso me sentí un poco desorientado debido a la cercanía del horizonte.
¿A qué se refería exactamente Aldrin en esta reflexión? La imagen superior, que he encontrado en Reddit, trata de explicarlo de manera visual. La Luna tiene un diámetro de sólo 3.475 kilómetros. Es decir, aproximadamente una cuarta parte del de la Tierra. Ello provoca que la distancia al horizonte (es decir, a la línea situada a la altura de los ojos del espectador que separa el cielo del suelo) sea de 2,43 kilómetros cuando en la Tierra es de 4,66 kilómetros.
Ello desorientó a Buzz Aldrin, que no sólo se encontró con que el horizonte estaba más cerca de lo habitual, sino que además éste aparecía curvado ante sus ojos y no con una forma recta como en la Tierra. Es lo que pone de manifiesto la imagen que encabeza este artículo, en la que aparece la distancia al horizonte en la Tierra, la Luna, Venus, Marte y Titán, el mayor de los satélites de Saturno.