Investigadores del Machine Perception Laboratory de la Universidad de California y de la compañía japonesa Kokoro Co han creado un robot llamado Diego-San concebido para estudiar cómo los bebés desarrollan sus habilidades motoras durante su primer año de vida e interactúan con el medio en el que se encuentran.
Las partes implicadas en el proyecto creen que también les aportará datos valiosos acerca del modo en que los infantes adquieren y pulen sus dotes para comunicarse mediante gestos y expresiones faciales.
El cuerpo de Diego-San dispone de 60 partes móviles y cuenta con unas manos prénsiles con las que puede coger objetos tales como botellas de plástico gracias a unos sensores que detectan la presión que se efectúa. Más datos: pesa 30 Kg y mide 1,3 metros de altura, bastante más que los bebés a los que imita.
A ello ha que añadir que dispone de una cabeza de proporciones considerables capaz de reflejar expresiones humanas. A la altura de los ojos se han montado cámaras en alta resolución, en la boca tiene un pequeño altavoz que emite los sonidos propios de un niño de corta edad y dispone asimismo de un mecanismo para detectar la orientación y el movimiento.
Capítulo aparte merece su aspecto. Es inquietante. No sé si estaréis de acuerdo conmigo, pero me recuerda, y de qué manera, al bebé araña que salía en Toy Story. A éste en concreto:
También se da un cierto aire al personaje principal de Doll Face, un corto de animación creado por Andrew Huang cuando era un estudiante de la Universidad del Sur de California:
Los diseñadores han explicado, eso sí, que la fisonomía de su cabeza no es definitiva y que aún deben decidir si le conferirán unos rasgos parecidos a los de un bebé humano o bien optarán por una apariencia más mecánica