Si se hiciera una encuesta a nivel planetario en la que se preguntara a la gente cuál es la montaña más alta de la Tierra, estoy convencido que el 99% respondería de manera inequívoca «el Everest». Es lo que nos han explicado en el colegio y lo que nos repiten con machacona insistencia en radio, prensa y televisión, así que sería la respuesta más lógica. Pero lógica no quiere decir correcta.
El Everest no es la montaña del mundo. Tampoco lo es ningún otro pico del Himalaya. Ese honor corresponde al Mauna Kea, un volcán inactivo de Hawai que mide 4.205 metros sobre el nivel del mar. Y es importante eso de «sobre el nivel del mar», porque la mayor parte de su estructura se encuentra por debajo del líquido elemento. Concretamente, 6.000 metros extra, lo que la convierte en la montaña más alta de la Tierra medida desde su base, con algo más de 10.000 metros de altura.
Algunas consideraciones sobre el Mauna Kea para acabar:
- Su nombre significa «montaña blanca» en hawaiano, ya que en invierno su cumbre está nevada
- Es un volcán de escudo
- Su última erupción fue hace 3.500 años
- Es uno de los cinco volcanes de Hawai, junto con el Hualalai, el Kilauea, el Kohala y el Mauna Loa
- En su cima se han construido hasta 12 observatorios astronómicos, entre los que se encuentran dos de los mayores telescopios ópticos del mundo, el telescopio Keck I y II