En un país como Corea del Norte en el que sus habitantes tienen la desgracia de tener a un hijo de puta y paranoico genocida como líder supremo, en el que el 23% de los hombres y el 37% de las mujeres afirman que algún miembro de su familia ha muerto por hambre y en el que las violaciones de los derechos humanos son constantes, disponer de salas con máquinas recreativas a la última es la menor de las preocupaciones de las personas que allí malviven. De ahí que entrar a uno de los escasos salones que continúan abiertos sea lo más parecido que haya a realizar un viaje en el tiempo hacia los primeros días del mundillo de los videojuegos.
Así lo ponen de relieve estas fotografías actuales que ha publicado UK Resistance:
Tenéis más fotos y a mayor resolución en Inside a North Korean Arcade.