Fijad vuestra atención en la fotografía superior: lo que tenéis ante vuestros ojos es una reproducción a escala real de un corazón; de uno gigantesco; del corazón de una ballena azul.
De cuerpo largo y estilizado, con una longitud media de entre 24 y 27 metros y un peso que oscila entre las 100 y las 120 toneladas, la ballena azul es no sólo el animal más grande que habita la Tierra en la actualidad sino el mayor que ha existido jamás. A pesar del nombre con el que se las conoce, no son ballenas sino que pertenecen a la familia de los rorcuales, y se han llegado a divisar hembras que superaban los 33 metros y pesaban más de 180 toneladas.
La lengua de un ejemplar adulto pesa 2,7 toneladas y su boca, cuando está completamente abierta, puede acumular hasta 90 toneladas de alimento y agua. Su garganta, en cambio, es incapaz de tragar nada más grande que una pelota de playa. Y es que estos cetáceos colosales, como bien sabéis, se alimentan básicamente de krill y, en menor medida, de copépodos, una subclase de crustáceos maxilópodos muy pequeñitos, a veces microscópicos.
Una cría recién nacida ya pesa 2.700 kilos y, durante sus primeros 7 meses de vida, mama 400 litros de leche diariamente, lo que le permite ganar hasta 90 kilos cada jornada. Como veis, todo en estos animales es gigantesco. También sus corazones, que pesan 600 kilos y alcanzan la altura de una persona adulta.
El corazón que aparece en las imágenes que os traigo hoy ha sido creado por la compañía Human Dynamo Workshop y está expuesto de manera permanente en el museo neozelandés Te Papa Tongarewa. Existe otra unidad idéntica al original que van llevando de exposición en exposición para que personas de otras regiones puedan contemplarla y admirarse de sus proporciones.
Para acabar, os dejo con el siguiente vídeo en el que vais a poder comprobar el proceso que se siguió para dotar a este corazón de la forma y el aspecto que posee actualmente: