La botadura de un barco, esto es, el momento en el que éste es puesto en el agua, es un proceso digno de contemplar… especialmente si el navío es de grandes proporciones. En la actualidad, 3 son las modalidades más extendidas para llevar a cabo esta tarea:
- La botadura longitudinal, que es aquella en la que el barco es soltado hacia atrás, con la popa por delante
- La botadura por inmersión, en la que se inunda el dique en el que se ha construido o reparado la embarcación hasta que ésta flota
- La botadura lateral, que se da cuando se deja caer la nave hacia uno de sus costados
Este último método comenzó a utilizarse en el siglo XIX en pequeños astilleros situados en ríos y lagos y su uso se extendió durante la Segunda Guerra Mundial. Es, sin lugar a dudas, el sistema más espectacular de poner un buque en el agua, el que da lugar a las imágenes más impactantes y el que más comúnmente genera recuerdos imborrables en la mente de quienes lo contemplan en vivo o a través de algún vídeo.
Y es que, ser testigo de cómo un gigante cae de costado por una pendiente en dirección al agua, topa con ésta y a continuación se inclina hasta el punto de que parece que se va a ir a pique no es algo que se vea todos los días.
Para que os hagáis una idea más exacta de lo que estoy explicando, he recopilado una serie de vídeos de botaduras laterales realmente espectaculares. No sé qué os parecerá a vosotros, pero a mí me ponen los pelos de punta:
En este tipo de botaduras el barco puede sufrir daños o incluso llegar a zozobrar si el ángulo de caída es demasiado pronunciado. Claro que en ocasiones quienes corren más peligro son los espectadores que acuden al evento y se colocan en un sitio incorrecto